lunes, 13 de febrero de 2012

¿Quién tiene la razón?


¿Quién tiene la razón?



Recuerdo que hace buen tiempo atrás en unos de mis primeros escritos redacte esta frase: “Palabras y Buenas Razones”. Las tormentas financieras, económicas, políticas y sociales no logran encontrar la calma necesaria para poder navegar hacia un destino propuesto, -¿no creen ustedes que el entorno humano también se ve afectado? - Nuestras actitudes, pensamientos y razones; muchas veces son atacados por una turba misteriosa de palabras, expresiones, mañas, comentarios, susurros, chismes, etc. La inquietud es la desesperación del individuo, mientras más pensamos en los supuestos, en el mañana, más ilógico será nuestro pensamiento, mientras más tensos sean nuestros actos no lograremos fluir las ideas y habilidades de nuestra mente, mientras más nos enfocamos en el futuro, nuestras razones no tendrán sentido en el actual. Es que acaso vivimos como el genio de la lámpara de Aladino, apretados, abrumados, encasillados, estresados, mal humorados.

¿Y sabe por qué?

¡Porque nuestro presente puede ser detestable!, no cabe duda que vivimos acelerados, cuando en realidad nadie nos persigue, la única armonía que existe en este mundo, se encuentra en la forma que utilizamos nuestro intelecto acompañada de nuestro criterio y basado en nuestra sabiduría; Porque entonces no es igual la belleza con respecto a la felicidad, aquella que encontramos por espacios o minutos en la vida, en horas o días, porque cuando vivimos llenos de problemas, nuestra sociedad se contagia de ella y trato de decirles que nuestra única forma de vivir, es siendo tolerantes, recurriendo primero a nuestras propias necesidades de vida, las adecuadas a nuestros requerimientos y en función a ellas, formar nuestra personalidad para enfrentar el resto.

Hoy por hoy las personas necesitan crecer espiritualmente, en una edad madura, el individuo debe haber desarrollado 2 puntos muy importantes en su vida. El primero es: “Aprender”, se aprende de todas las situaciones vividas, de lo que hice de acuerdo a lo aprendido y de saber aceptar las reprimendas cuando las cosas resultaron mal. “Aprender” que existe mucha gente que nos habla, que su comunicación es como una experiencia de vida, recepcionando todos aquellos comentarios que escuchamos, porque lo más importante está en saber filtrar el buen mensaje del malo. “Aprender” que puedo lidiar con cualquier situación que se presente en mi vida, así aprendo a resolverlos rápidamente sin abrumarme, que le dedico el tiempo necesario a mi vida, brindándole la sabiduría espiritual.

Y si logre desarrollarme aprendiendo, pues ahora es mí deber de aplicar el segundo punto, y es el de: “Enseñar”, enseñar todo lo bueno y lo malo que he vivido, con aquellas reprimendas que forjaron los criterios fundamentales para desarrollar en mí, la personalidad que define mi carácter. “Enseñar” que las palabras pueden ser hirientes y que aíslan a las personas, entonces desechar las palabrerías cursis y que sin motivo aparente terminamos juzgando a los demás. Recuerda que las opiniones abiertas o cerradas siguen siendo las mismas, “solo opiniones”, la virtud está en saber escucharlas y aceptarlas. “Enseñar” que toda situación compleja, no es más que un proceso en el día a día, se nos pone a prueba para demostrar si hemos aprendido la lección, cuánto hemos madurado y sobre todo cuanto nos valoramos.

Termino diciendo que la vida no empieza cuando nacemos, ni termina cuando dejamos este mundo, la vida la hacemos todos, los que cada día nos esforzamos por mejorar nuestra calidad de vida, nuestra salud, mejorando con nuestra comunidad, aportando para los demás, el mundo cambia y debemos cambiar, el cambio no es un obstáculo, el obstáculo lo ponemos nosotros si no cambiamos.

Betiko.